sábado, 14 de mayo de 2011

El alma en el camino.

"Caminos. Los hay de todos los colores: rojos, amarillos, verdes, blancos, negros... Cada uno escoge su camino siempre que puede, y cada uno se siente satisfecho con uno distinto, sin embargo, nadie ha dicho que siempre vayamos por aquél camino que de verdad es nuestro, ni que la vida nos deje ir siempre por aquél que creemos que es nuestro. A veces caminando ves una neblina. Te desestabiliza, se ríe, y empieza a llover. Te calas, tienes miedo, corres. Y de repente, ves una bifurcación para acabar con ese estado de tensión. A por ello, y si eres afortunado, sale el naranja, caminas sobre verde, y disfrutas de las vistas de un azul acristalado. Si no, puedes ver humo, humo negro y cenizas, cuervos que hablen en dialectos que jamás habías escuchado, que picoteen los restos de los que no han salido de allí. Quizá aparezcan unas llamas negras y blancas, un arcoiris de tonos grisáceos o una lluvia de gravilla. Puede que te hable un señor rico con un sombrero de copa alto que te sonría con malicia, con una mirada que conduzca a las puertas del miedo, que quiera que lo conozcas, que dejes que te empape y te suplante. Y es ahi cuando si eres fuerte puedes ver un ligero tono rosado en esos labios de cine de los años veinte y reinventar tu propio apocalipsis de color en el regalo de los hermanos Lumiére. Quizá veas que una mirada envía un reflejo de lágrimas azulado, y quizá puedas hacer que te envuelva, que te sumerja en un mar reflejado por una pupila desorientada que contiene un pedazo del cielo que tiempo atrás veías. O quizás no, y el olor negro del miedo y el terror pose su mano sobre tu hombro, entrando en una espiral de oscuridad. Es, para que puedas imaginarlo, como un gran cubo con una puerta en alguna parte. La puerta también es negra, y si no utilizas tus uñas medio rotas para traspasar esa capa de pintura desafortunadamente aplicada, no verás claridad. Y aún así, estando en el fondo de un cubo, de un pozo, o de un roce de labios inacabado, puedes tomar esa claridad con tus manos, y salir por la puerta de la confianza, dejar atrás al hombrecillo con su sombrero de copa y su mirada ahora algo más azulada, y apagar con una arena ya menos descolorida las llamas negras y blancas. Así, hasta espantar la incómoda niebla que tiñe de gris las losas que se debaten por cernirse sobre tus pisadas. Y es que aunque no siemmpre caminas por el camino de tu Oz personal, siempre puedes volver a él si te desvías, e incluso puedes teñirlo de aquel color que te caracteriza, bien un azul puro, naranja candoroso o verde esperanza. No siempre será un color vivo, puede descender de tono, puede apagarse un poco, pero no puedes volver a permitirte perderlo. No otra vez, no más de una vez. Y ahora ya lo sabes."

- ¿Te ha gustado? - preguntó Valeria.
- Es deprimente. - respondió Álex.
- Al contrario, lo deprimente no es reflexionar sobre los malos momentos, sino no poder salir de ellos. Quien puede contar esta historia, comprendiéndola, le ha puesto en bandeja a su color la vuelta a su vida. Muchas veces necesitas vivirla para entenderla, pero cuando algo te marca aprendes de ello, y no lo repites.
- ¿Tropezar dos veces con la misma piedra? Suena demasiado humano como para que nadie se haga un segundo esguince, y a veces por tropezar con una piedra aún más visible y grande, y por tanto más dolorosa.
- Un dicho no guía tu destino ni tus elecciones. Eres tú quién controla tu vida, no lo que un señor que no conocemos de nada puso en un refranero hace tropecientos años. Tú y nadie más que tú, y si tienes eso claro, encontrarás ese as que tendrás bajo la manga, ese as que en el fondo no es otra cosa que tu alma tomando la decisión correcta.

**Rob3r7o**

No hay comentarios:

Publicar un comentario