sábado, 25 de diciembre de 2010

La caza de los idiotas.

"El frío intenso y el terreno helado sobre el que se desarrolla, hace que su caza sea una de las más duras y peligrosas. El cazador tiene que combatir con condiciones climáticas extremas e imprevisibles, con temperaturas bajísimas, de 20 hasta 40 grados bajo cero, y con repentinas tormentas de nieve, pero con la enorme satisfacción de poder obtener uno de los trofeos más difíciles y temibles del mundo."


La caza ha sido llamada deporte, diversión... yéndose más allá de lo que en cualquier momento debería haber sido: una simple y pura necesidad. Sí, señores, la caza nos sirve para seguir las llamadas cadenas alimentarias, y una cosa es cazar para alimentarse, y otra cazar como trofeo. Ese fragmento está extraído de una página sobre la caza del oso polar, en la cual se informa de que este animal es extremadamente difícil de cazar porque él a su vez intenta cazar al humano, presa relativamente fácil para él. Y sí, el caza por instinto animal, como defensa o protección. El ser humano lo caza para poner su cabeza disecada sobre una chimenea (sobre todo hablando ya del caso de este animal, cuya carne no suele ser plato que degusten nuetros paladares, como puede ser la ternera o el cordero). Pues déjenme decir mi opinión: ASCO. Sólo esta palabra puede describir la vergüenza que siento al oír hablar del deporte de la caza. ¿Deporte? Si quieres afinar la puntería le tiras un dardo a una diana, no a un animal que ha estado y no sé si sigue en peligro de extinción, y como él, otros muchos. Yo, quizá un poco radical, cogería a todo cazador que gusta de su actividad y lo metería en una isla. Entonces sería yo quien comenzara la caza. 50 puntos a quien le de en el pecho y 100 en la cabeza. Y, sin ánimo de ser sádico, creo que me lo pasaría de miedo.


Realmente no hace falta irse tan lejos para ser testigos del maltrato animal y del gusto por hacer daño a los animales bajo la palabra arte, pero pongo este ejemplo para que se vea hasta donde podemos llegar por una diversión malsana. (además tengo predilección por este animal, no puedo evitarlo). Como no, hablo del toreo, esa actividad de retrasados, asesinos e imbéciles que se sienten artistas por cortarle las orejas y la cola a un animal. Realmente no creo que quitarle la "cola" al torero le hiciera tanta gracia. 


Mi mente jamás podrá comprender qué tiene de divertido y de arte ver morir a un animal, y regodearse y hacer eco de ello. ¿Dónde están entonces las peleas de gallos? ¿Dónde han quedado las peleas de perros? ¡Pongámolos a todos a pelearse y hagamos una vorágine de sangre y despropósitos!


Es así que cada vez que veo que el gentío, para mi en este caso la plebe, aúpa a un torero hacia la puerta grande, victorioso tras defenestrar a un animal que sólo pretende salir de allí sin ser con las patas por delante, lo que veo es la mierda que el ser humano tiene en su cabeza, la porquería infecta que llena la cabeza de mucha gente como para poder querer que un animal sufra. ¿Tan desgraciada es tu vida? Pues jódete. Así de fácil. Pero ni un toro, ni una ardilla, ni siquiera un lagarto, va a tener la culpa de que tu existencia esté vacía, de que seas estúpido y de que tus genes tengan un cromosoma de menos.


Es mucho lo que la naturaleza nos da y muy poco lo que tenemos que dar a cambio, sólo hay que limitarse a intentar estropearla lo menos posible, no es tan difícil.








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